miércoles, 9 de noviembre de 2011

Una Estrella me Visitó Anoche; Me Dijo que Dejara de Confundirla Contigo.


Observaba desde la ventana de mi cuarto las estrellas noche tras noche. Observaba como cambiaban dependiendo de la época del año. Las sentía ya como una parte de la gente a la que conocía. Las identificaba con mis familiares, mis amigo, mis conocidos. Había una que siempre me llamaba más la atención. Era la más brillante, la más hermosa. Única en un mar de iguales. Tenía el pelo de un color perfecto, normal pero perfecto, sus ojos eran castaños, verdes, incluso amarillos, eran de un color que no tenía precedente. Sus rasgos eran perfectos: infantiles al reír, pícaros al mirarme, duros en los momentos de seriedad, suaves en los momentos de reflexión. Me pasaba las noches con los ojos fijos en ella, sin poder apartarlos como presa de un hechizo totalmente inexistente. Hasta que un día algo cambio. La estrella se descolgó del firmamento y se acercó a mí. Paro justo delante mio y yo no me lo podía creer. De cerca era aun más perfecto. Eran totalmente bello, irradiaba una luz propia. Y entonces fue cuando abrió sus labios y su voz llegó a mis oídos totalmente inesperada. Había bajado, pero no a quedarse. Solo venía a decirme que dejará de confundirla con Él.

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