No grité pidiendo ayuda, ni dije nada que especificará que necesitaba ayuda; ¿entonces es mi culpa que no estuvieras? Puede ser, pero es que yo pensaba que no hacía falta pedir que lo hicieras. Pensaba que si me mirabas a los ojos hubieras visto que por dentro estaba rota, hubieras visto todos los pedazos en los que me había convertido. Tenía la certeza de que al ver esos pedazos comprenderías que yo ya no podía unirlos sola como otras veces, que necesitaba alguien que me los cogiera y los uniera de nuevo como si de un puzzle se tratará.
Sé que muchas veces rechace tu ayuda, te dije que estaba bien, y es que en esos momentos quería ser yo la que reconstruyera todo sola. Hoy no era uno de esos días, hoy quería ayuda, quería tenerte junto a mí y que mientras recogíamos cada cachito tú me sacarás una sonrisa. Era lo que necesitaba, pero tú no estuviste lo suficientemente atenta como para verlo. No te fijaste bien en mí, quizá porque sabes que soy fuerte y que me gusta serlo, que no me va lo de pedir ayuda, pero ¿si sabes que no me gusta gritar para que me rescaten, porque no me rescatas sin más?
Siento tanto pesimismo, pero es que hoy me cansé de ser fuerte, llamadme mañana estaré bien.
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