jueves, 17 de noviembre de 2011

Droguémonos, Probemos a Confiar.

Todos queremos tener amigos de verdad. Los buscamos toda nuestra vida. Algunos recorren el mundo en su busca. Otros se adentran en el mar a la busca del tesoro. Los intrépidos los buscan en el interior de las selvas más peligrosas del planeta. Los más cobardes en todos los que le rodean. Pero el caso no es buscar, es hacerlos. Ganarte el cariño y la confianza de alguien cuesta trabajo. No puedes esperar que te lo den todo hecho, que te den un amigo perfecto del que todo te guste. En un amigo siempre debe haber defectos, para aprender a amarlos tanto o más que sus virtudes.

Encontrar un amigo es difícil y saber que lo es más. Los seres humanos estamos llenos de dudas, no sabemos realmente si alguien nos quiere, necesitamos las palabras para confirmarlo, necesitamos que nos lo digan todo no somos capaces de aceptar las acciones y punto. Necesitamos confiar en alguien, pero ¿cuándo sabes que puedes confiar en alguien plenamente? Depende. Lo sé esta palabra es muy abstracta y no resuelve nada, pero es que es la única que tengo. A veces la confianza significa poder contarlo todo, otras simplemente el ser capaz de permanecer al lado de alguien que calla su dolor. A veces todo consiste en unas pocas palabras divertidas, en un porro de orégano o en una cerveza caducada. La confianza puede ser decir lo que piensas sin miedo al juicio o proponer ideas sabiendo que van a ser tenidas en cuenta. Yo me la imagino como noches enteras hablando de los más diversos temas y con unos tonos de voz que no deberían estar permitidos. Y puesta a imaginar, un fin de semana entero de simplemente ser tu mismo y disfrutar, de darte cuenta de que tal vez eso lo podías trasladar a tu vida normal. La confianza es una droga, un chute al que todos somos adictos.

Ni tú ni yo nos entendemos pero eso me gusta.

Yo confío en ti, me voy a tirar al vació. Prométeme que me cogerás.

No hay comentarios: