Yo que decía que no volvería a pasar... Que no volvería a encerrarme en su juego... Que él y yo eramos incompatibles... Que nada más sucedería... Aquí me tenéis, confundida y sin entender mis sentimientos de nuevo. ¿Por qué lo hice? ¿Me siento culpable? Soy una hipócrita, una sucia y asquerosa hipócrita. ¿Por qué lo he vuelto a hacer? ¿Por qué tengo este mono de que sea él? Él el que me acaricia, el que me da la mano a las noches, el que me hace que pruebe cosas que jamás pensé que haría, el que me da la espalda casi siempre, el que jamás me dirá lo que siente, el que mañana me habrá olvidado, el que en cuanto se da la vuelta tiene otro objetivo. Él, que me trata como una gilipollas y me hace sentir desprecio hacía mi misma, y aun así vuelvo, una ves tras otra como una masoquista que busca placer.
La masoquista de turno vuelve hacia su dolor, después de jurar que no lo haría diciendo que su orgullo valía más que el amor que palpitaba en su pecho. Já, me rió de su orgullo, no lo tiene y intenta mentirse diciendo que existe en algún recóndito lugar de su ser. ¿Y ahora qué? ¿Se lo cuento a alguien o me lo callo como una puta? Me da vergüenza admitirlo; no lo que he hecho, si no lo que conlleva: No he dado importancia a mi orgullo y he perdido mi dignidad, otra vez.
No saber qué hacer, no saber lo que pasa en mi interior, no saber nombrar mis sentimientos, ni mucho menos canalizarlos al exterior, no saber como hacer para conseguir pasar esto sin mayor herida. Mi corazón y mi orgullo ya tienen demasiado, están en reparaciones y el dolor de esto puede hacer que se rompan al fin.
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