Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme!...
¡No pudo ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén.
¡Tenías que romperte o que arrancarme!
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!
(Adolfo Bécquer)
Tu y yo, tan distintos que es imposible que no choquemos. En un espacio tan estrecho y pequeño como este no hay cabida para los dos sin que algo explote. No puede ser que tú y yo no nos peleemos. Uno intenta arrollar al otro, ser el que tiene razón; pero el otro se resiste. Somos cabezotas. Los dos. ¿Quién más? ¡Yo!
Vamos a seguir luchando por lo que queremos cada uno, porque a pesar de lo que podamos sentir por el otro nuestro orgullo y nuestras ideas siempre podrán más.
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