<< Saliste de la nada y estoy segura: te convertiste en mi Valentín.>>
Sin comerlo ni beberlo hemos llegado hasta aquí. Sé que no te gusta que use expresiones que aprendo de mi madre, pero que quieres que te diga, me encanta que me corrijas. Me encanta que lo hagas y que te des cuenta de que no soy perfecta y aun así no salgas corriendo a buscarte otra que sí lo sea. Eso me hace sentirme segura, y completa, así como las veces en las que te da por soltar estupideces como que sin maquillaje soy mucho más guapa que con él, o que soy divertida siempre que lo intento. Todas esas cosas que delante de los demás te hago callar, por dentro me estoy muriendo por volvértelas a escuchar. ¿De dónde saliste exactamente? ¿Apareciste de la nada o ya estabas allí cuando llegué? No lo recuerdo, es como si siempre hubiéramos pertenecido a este sitio, ¿no lo sientes tú? Es algo indescifrable lo que tus manos me hacen sentir, cuando deslizas tu cuerpo sobre el mio y jugamos a ser uno solo. Cuando tus besos me empapan y tus caricias me llevan a acariciarte; en esos momentos son en los que sé que Tú eres mi Valentín. Cuando me apartas la boca al momento en el que te voy a besar, ahí también lo siento, porque entonces comienza lo que de verdad nos gusta a los dos: ver quien es más fuerte y siento decirte que siempre ganaré yo. Soy cabezota, pesada y según mi madre un erizo, pero tú lo sabes y a pesar de ello sigues aguantándome. Igual es que crees que haciéndolo te ganaras el cielo, pero no creo que a Dios le importe que cuides de mí, sé hacerlo sola, ¿lo sabes no? Claro que lo sabes, lo sabes todo de mí, igual que yo de ti, pero a pesar de saber que sería capaz de vivir sin ti, con mi propia autosuficiencia, no te marchas: Sabes que eres mi Valentín.
1 comentario:
preciosa! me encanta!
todo esta entrada esta en mi cabeza, son mis imaginaciones mias, me encantaría encontrar alguien asi!
un beso, una seguidora apasionada.
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