viernes, 9 de diciembre de 2011

Maquillarse Y Poder Ser Otra.


Lea taconea en el suelo. ¿Dónde estará el maldito autobús? No hay remedio en esta ciudad todos se retrasan, el pedido del supermercado, sus compañeros de trabajo, hasta su madre en sus llamadas. Había cambiado de ciudad para no ver a nadie de su vida anterior pero la nueva vida que había elegido no le gustaba en absoluto. Un hombre se acerca a ella. Tiene más o menos la misma edad de Lea. Comienza a mirarla. Lea le mira de reojo sintiéndose observada. No es feo. Lo mejor que ha visto en esta gris ciudad.

- Hola, me llamó Lea- dice alargando la mano-. ¿Tú?
- Neithan- responde el con cara de sorpresa, ¿le habla a él?-. ¿A qué autobús esperas?
- A aquel que viene por allí- responde ella levantándose ya.
- Espera, dame tu número así te llamo algún día.
- Mejor dame tú el tuyo. Prometo llamar.

Neithan, confiando en la promesa de aquella desconocida, lo apunta y se lo da. Lea lo coge y le dirige una última sonrisa antes de subir al autobús. Después no le mira más, no se para a hacerlo en los cristales ni mira para atrás cuando el autobús se aleja. Sabe que él la está mirando. Es tarde. Ella llegará a casa, se quitará las lentillas de color y los kilos de maquillaje. Se desvestirá, tirará el hermoso vestido ceñido al suelo y se quitará los tacones de 15 cm que hoy se ha puesto. Neithan y su número de teléfono irán a la basura. Se lo prometió, pero él no sabía que las promesas en boca de Lea ya no se cumplían.

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