- Es que
no lo entiendes.
+ ¿Qué no entiendo?
- Estás ganas de ser
normal. Me gustaría serlo, parecerme un poco más a la gente. No ser siempre
el bicho raro al que
todos miran.
+ ¿Por qué esa
maldita manía de ser normal? Yo no quiero serlo. Piénsalo si
tú y
yo fuéramos
normales nunca nos hubiéramos conocido.
Tú no eres como las demás y
yo no me parezco a ninguno que halla en la Tierra.
¿Crees qué sería lo mismo sino tuviéramos esas rarezas?
- Sigues sin entender.
No ves lo
difícil que es para mí.
+ Sí lo entiendo.
Lo vivo día a día junto a ti.
Y lo seguiré haciendo todo el tiempo que necesites.
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