No se podía creer lo que había hecho. Toda la noche anterior le parecía un sueño. ¿Había bebido? No se acordaba bien de nada. Había llegado a casa y la había encontrado a ella como siempre. Nunca se iba. La única que no escapaba. "Eres demasiado agresivo como para encontrar a alguien que pase la vida contigo", decía su madre. Qué pena que muriera, le hubiera gustado ella. Ahí sentada esperando al hombre que podía hacerla daño, como esperaba ella a su marido y padre de su único hijo. Sin embargo, ninguna de las dos tenía miedo. Él nunca le hacía daño, a ella no. Pero la noche pasada algo había cambiado. El día no había sido bueno, o eso creía. Ella solo intentó abrazarle un momento para darle la bienvenida a casa y entonces... Todo se volvía borroso. Lo intentó recordar. Ella estaba tirada en el suelo. Había sangre. ¿Era la de ella o la suya? Se miró las manos, sangraban. No, solo estaban llenas de sangre, pero no de la suya. Ella en el suelo lloraba de dolor. No se acordaba de si la ayudó a limpiarse o lo hizo ella sola. Había entrado en sock. Ella era la única que lo aceptaba. ¿Por qué le había hecho daño como a todos? Se marcharía. Oyó la puerta pero no se giró por miedo de ver su cara. No podría mirar lo que le había hecho, ni siquiera en el momento en que se despidiera para siempre. Escuchó sus pasos y esperó oir las ruedas de la maleta que la había transportado hacia aquella pesadilla. Pero aquel sonido no llegó. Solo los brazos de ella que lo rodeaban por la cintura.
- Deberías odiarme. Como todos los demás. ¿Por qué no lo haces?
~ Sigo viendo algo especial en tus ojos cuando me miras.
Era única, quizá se mereciera más de lo que él era.
1 comentario:
Hola!
vaya texto sobre el maltrato..
todos cometen errores, pero hoy en dia hay que tener mucho cuidado con esas cosas, porque puede acabar en algo peor, las personas que maltratan acaban sin controlar eso y se convierte en una obsesion.
un saludo.
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