lunes, 13 de febrero de 2012

Haré Que Exista Para Los Dos.

Bien, Empecemos.
 Querida Zarah:
Mañana es San Valentín. Como pasa el tiempo. Hace no más de seis meses estaba a tu lado, dándote todo eso que siempre supe que necesitabas. Diciéndote lo mona que estás siempre y lo bien que te sentaban los pantalones que te acababas de comprar. Protegiendote de todos esos que te hacían daño. Y es que al principio fuiste mi pequeña obra para el mundo, mi gran experimento, pero acabaste siendo mucho más.
He leído todas las cartas que me mandaste y siempre te imagino escribiéndolas. Veo como muerdes el bolígrafo y como recoges tu revoltoso pelo detrás de la oreja. Esto último lo debería estar haciendo yo. Acariciándote la cara mientras lo hago, sintiendo como te estremeces. Pero no puedo, tengo mis razones, lo juro. 
Llevó días preguntándome que es lo que te regalaría por San Valentín si estuviera allí contigo. Te llevaría a comer a un restaurante, y te regalaría una rosa, por no salirme del guión al menos por una vez; pero luego te taparía los ojos sin que te dieras cuenta y te daría la mayor sorpresa de tu vida, porque ya sabes que a mí me gusta lo de no seguir un camino. Y me quedé pensando en que podría ser esta gran sorpresa, hasta que me di cuenta de que no estoy allí. No puedo regalarte nada de esto, y creo que ahora mismo no es lo que más deseas.
Quizá debería regalarte una contestación, una explicación, una carta que responda las miles que tú me has mandado. Pero no te va a llegar nada de esto. No debo hacerlo. Solo te daría esperanzas de que volviera o simplemente te haría horrorizarte de tal manera que no volverías a escribir. Soy un egoísta, no quiero que esto pare nunca. Quiero que semana tras semana allá una carta para mí. Quiero que me cuentes si te caes del columpio o si a tu hermano se le cae un diente. Quiero que me digas lo mucho que me echan de menos todos y lo mucho más que me extrañas tú. Quiero que todo sea como hasta ahora. Quiero que tengas fe ciega en mí. 
Y aunque esta carta jamás te vaya a llegar no importa, porque mi egoista cabeza ya está más tranquila y espera que por una noche tu voz le deje dormir.
Siempre en tu mente,
Nate

Ya está. Todo fuera. Su respiración es jadeante. La tentación de saber de ella a podido con él. Pero no puede enviar eso, sería estropearlo todo. Aunque podría no enviársela a ella... Nate, despierta, no estás en una película americana. Aunque sería tan perfecto... Y así quizá San Valentín empezaría a existir para los dos.


Grabada a fuego




2 comentarios:

Princess♥ dijo...

me encanta !!!... es de algun libro o algoo¿?

Sweetlove dijo...

No :) Vamos no me inspire en ninguno conscientemente.