- ¿Qué tal con él ayer?
~ Bueno, fue divertido, pero no es lo que busco.
- Pero si te encantaba: era perfecto. Al hablar de él hasta te salía la sonrisa tonta...
~ Lo sé, es que ayer me resultó demasiado...empalagoso.
- ¿Sí? No parece...
~ Pues lo es.
- ¡Oh, no!
~ ¿Qué?
- No, no, no. No lo vas a volver hacer, no ahora, no con él.
~ ¿Hacer el qué?
- Lo que haces siempre, encontrarle algo malo a lo que te gusta, ¿no te vas a dejar disfrutar a ti misma nunca? Suéltate un poco anda.
~ Ya lo hago.
- ¿Cuál fue la última locura que hiciste? Bueno, mejor no me lo digas, ya lo sé: irte de casa de tus padres. No puedes seguir así, no sales de fiesta, no te emborrachas, no pruebas a ligar, no amas, no buscas nada, no vives.
~ Sí que vivo, respiro.
- Pero lo haces sin saber por qué.
Suéltate, deja que el viento roce tu piel. |
1 comentario:
A veces nos olvidamos de vivir, de soltarnos, de vivir alocadamente, de disfrutar, a veces solo nos limitamos a vivir.
Me encanta esa manera de expresar que tienes, me encanta la enseñanza, me encanta la entrada :)
un beso :D
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