Un paisaje encuadrado. Iban en el coche. Ella no conducía, alguien le acompañaba. ¿Quién era? Era él, cómo había podido olvidarlo. Llevaba unas fotos en la mano y los rayos del sol se reflejaban en ellas. ¿Cuál te gusta más? Se encogía de hombros. Hacía un tiempo que le notaba distante, pero todos aquellos papeles guardaban tantos momentos perfectos que no podía dejarle marchar sin más. Quería elegir uno, el mejor, o el que a él más le hubiera gustado. Él parecía no recordar ninguno, los miraba con una mirada gris que a ella le dolía. Antes sus ojos la traspasaban sin dolor. Le penetraban hasta el mismo corazón para acelerarlo hasta que ella tenía que parar y respirar. Todo había cambiado tanto.
Perfectos. |
Un, dos, tres. Un, dos, tres. ¿Y él? Un, dos, tres. ¿Dónde se ha metido? Un, dos, tres. La puerta se abre. No es él. Un, dos, tres. Un hombre de bata blanca la mira apenado. Un, dos, tres. Su novio esta en coma. Un, dos...
No puede ser. El ejercicio de relajación no puede controlarla. Explota. Las lágrimas llegan y la respiración se marcha. Él no está muerto, pero tampoco tiene vida. El amor de ella está muerto, quizá el de él lleva mucho más tiempo sin tener latido.
Ella seguía perdida, tanto o más que con él.
2 comentarios:
Siempre tan hermosas tus entradas, me gusta mucho mucho tu blog. Seguro que veras muchas comentarios mios a partir de ahora. Me gusta tu manera de escribir. Te espero linda.
Cati de http://comenzandotuyyo.blogspot.com
Un, dos, tres... cinco, seis, siete. Bailamos?
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