¡Qué Mal!
Suena el timbre. Justo en la puerta. No te deja entrar. Mierda. Maldito profesor... A esperar. Ya decidirá cuando puedes entrar. 5 minutos. 10. 12... Ya está. Entras a su señal. ¿Los deberes?. No los has hecho. Falta. Lo que te faltaba.
¡Qué Mal!
Otra aburrida mañana. Más de un negativo por estar en las nubes. Cuarta hora. Química. Examen sorpresa. Que habrás hecho para merecer esto. Tienes el examen delante. No entiendes nada. ¿Estará en chino?. No. Es formulación. Peor. Termina el tiempo. Todo inventado.
¡Qué Mal!
¡Riiing! Último timbre. Por fin. Ya era hora. Que harás esta tarde. Hablas con unos y con otros. Todos se van a casa. Jo. Tú que tenías ganas de olvidar tu mal día. Bueno pues a casa. A aburrirse.
¡Qué Mal!
Llegas a casa. Tu madre está en casa. Tiene cara de ir a echarte la bronca. ¿Qué habrás hecho ahora?. Te empieza a chillar. Tu solo asientes. Prometes no volverlo hacer. Te vas a tu cuarto. Tu madre sigue echando chispas. Si es que no hay día que no le apetezca discutir...
¡Qué Mal!
Ala, a hacer los deberes. Abres la mochila. Hoy no hay muchos deberes. Solo Matemáticas. Abres los libros. No entiendes nada. Ecuaciones. ¿Para que coño sirve esto?.
¡Qué Mal!
3 horas después has terminado. Que rollo. ¿Cenas?. Mejor no. Con la mala suerte que has tenido hoy seguro que en la cena pasa algo. Mejor a la cama a olvidarte de todo. Pijama. Lavarse los dientes. Y mañana será otro día.
P.D.: Todos tenemos días malos, y días mejores, lo importante es no perder las ganas de sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario