No sé lo que siento por ti, pero sé que no es amor, y el poco cariño que te podía tener gracias al roce está empezando a hacer rozadura. No necesito ignorarte, ni preciso hablarte. Puedo ser contigo como soy con cualquiera. Tu cara no alegra mis días, y tu ausencia no me quita el sueño. Gracias a ti me he dado cuenta de que tengo que bajar de las nubes. Siempre critico a la gente cursi que basa su vida en cuentos de hadas, pero eso es exactamente lo que hago yo. Tú eres el cuento B. El A falló. Salió estrepitosamente mal. Su final no se parece en nada a lo que yo soñé; y la verdad ya he dejado de pensar que esto es un bache que se arreglará y podré volver a vivirlo como yo quiera. Ahora me he centrado en el B, y creo que los resultados no han sido mucho mejores. Quizás es que pido demasiado. Vivo esperando utopías que sé que no llegarán. Me convenzo de que me estoy enamorando solo para no caer de morros contra la verdad: ya no sé hacerlo. Puedo escribir sobre maravillosos amores echándole mano a mi imaginación, pero en cuanto llegó a donde debería ir el "y vivieron felices" me entran las dudas de si realmente lo hicieron juntos. No tiene por qué. Él y yo somos felices y jamás viviremos juntos, ¿no es así? Yo ya no le necesito, ni a él, ni a ti, ni a ninguno. Puedo vivir siendo la chica que pasa desapercibida, esa a la que nadie miraría más de dos veces. Es más fácil, duele menos, quizás así aprenda como vivir en la realidad, con los dos pies sobre la tierra, y no con los mil pájaros de mi cabeza. Dejaré de soñar que me merezco un amor de película y me haré comprender que lo que ahora importa tiene poco que ver con sentimientos y quebraderos de cabeza. No habrá cuento C, en todo caso habrá realidad A, y será cuando tenga claro hasta donde estoy dispuesta a llegar y hasta donde saltarán por mí. Paso de otro de esos que te dicen `si tú saltas, yo salto´ y luego te empujan y te dejan cayendo sola. Odio las mentiras. La vida es demasiado corta como para andar con rodeos y no decir las cosas claras. Si te intereso, ven. Si solo quieres jugar, avísame. Si ya no vas a regresar, manda una señal. Los puntos sobre las `i´es y al final de las frases, pero también al final de nuestra historia.
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Bye. |
¿Se lo pones tú o tengo que hacerlo yo?
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