domingo, 28 de abril de 2013

Erase todas las veces.

Te aprovechas de mí. No te importa lo que pienso, no te importa lo que siento. No piensas para nada en mí (ni siquiera yo lo hago). Sabes que yo no puedo evitar quererte y por eso cualquier ocasión es buena a la hora de disfrutar. En realidad es mi culpa, y me enfada. Me siento impotente. Siento que por mucho que lo intente nunca conseguiré dar un paso fuera de tu circulo de influencia. Siento que si me buscas me encuentras. Siento que me ahogas. Siento que me invades. Siento que solo puedo sonreír aunque no me lo crea. Siento que me absorves. Siento que me comes por dentro. Siento demasiado; y ese es el problema, que sino me demuestras de verdad que esto no es nada yo seguiré creyendo en el rayo de la esperanza. Seguiré pensando que en el fondo me has dejado la puerta a tu corazón medio abierta por si quiero volver a pasarme. No es así. Ya no creo que sea así jamás. No si sigo comportándome como hasta ahora. ¿Quién va a querer a una chica que le da todo lo que le pide? La vida pierde emoción y no hay sitio para el amor. A fin de cuentas, ¿quién iba a elegirme a mí? Hay mil opciones mejores, opciones que no están llenas de agujeros; opciones que no se derrumban al mínimo roce; opciones que te harían sentir cien veces más que yo. Puede que también lo haga por esto. Puede que no sea solo que me estás destruyendo, sino que creo que te mereces algo mejor (NO). Puede ser por esto que quiero cortar de raíz. Somos amigos, ¿verdad? Sí, ¿por? Porque quiero que solo seamos eso. No quiero que me busques más, ni que te acerques a mí en otro sentido. Podrás hacerlo. Tú mismo te has encargado de dejar claro que no te gusto, que no estás enamorado, que no me quieres, que no buscas nada más que esto conmigo. Aquí está la razón: si no quieres los inconveniente, lo siento, pero tampoco tendrás las ventajas. Yo quiero el cien porque me merezco el cien. No a todas horas, pero si la mayor parte del tiempo. ¿Soy exigente? Puede ser, pero es porque sé que yo te daría todo y más. Que si hay que poner la carne en el asador, la pongo. Que si hay que lanzarse al vació, me lanzo. Puedo intentar olvidarte con mil y una noches de besos ajenos, que seguirán sin ser los míos. Los míos son los tuyos, los míos son los nuestros. Mi ser busca consuelo en cuerpos de pega sabiendo que al final del día serás tú el que venga a él. No lo puedo evitar, eso no, pero sí puedo dejarte claro que no quiero hundirme por ti. No lo quiero y no lo haré. Hemos llegado hasta aquí, no más lejos. 

Erase una vez no: erase todas las veces.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan sinceramente: sincero y real.

infiniito13 dijo...

hola, muy bonito lo que has escrito de verdad, sigue así. Pásate por mi blog y dejame tu opinion, si me sigues te sigo un besito

Mónica y Luna dijo...

Me encanta tu blog, pásate por el mio a ver si te gusta :)
http://monicameizoso.blogspot.com.es/