Hoy Quiero que Vengas.

Me da miedo. Estoy completamente asustada. No quiero ni pensarlo. Solo quiero que vengas, que estés aquí, para decirme que esta vez es de verdad, que sí que me quieres. Cógeme de la cintura y abrázame fuerte. Hazlo. No desaparezcas, no te hagas difícil de encontrar. Quiéreme. Seré lo suficientemente buena, esta vez sí. No he fallado, ¿verdad? Nunca quise fallarte. Siempre esperé que volvieras para decirme que todo era una ridícula broma o un mal sueño, que no te habías ido. Sigo esperando. Ahora empiezo a comprender que era verdad, que todo fue real. El tiempo pasa y tú no me quieres. Ni tú ni ningún otro. A veces la autosuficiencia se tambalea y el pánico me paraliza. Mi cuerpo tiembla por dentro. Él solo quiere que vuelvas. Te ve tan cerca. ¿En serio no quieres ni un solo milímetro de todo lo que soy? No quiero que sean otros los que lo tengan. Tienes que ser tú. Hoy debes ser tú. Te echo de menos. Noto la ausencia de cosas que ni siquiera sabía que me habías dado. Lo hiciste. Pequeñas cosas; no todas buenas, pero si tuyas. Dámelas de nuevo. Regresa junto a mí. Hazlo hoy. No te costará mucho. Siempre ando cerca. Mi mente vuela a dónde tú estás. ¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta de que sigo aquí? No me he ido y hoy necesito que te des cuenta. Soy más vulnerable que nunca. Mi estómago está hecho un nudo y ya no quiero ser fuerte. Solo quiero llorar y que me consueles. Llorar por llorar, no porque me duela alguna herida. Tengo muchas, de algunas tú eres el responsable. Hoy te perdono. Hoy no importa todo lo que hiciste. Todo queda perdonado hoy. No hace falta ni que pidas perdón, no quiero que finjas que lo sientes. Solo demuéstrame que sigo importando. Dime que todo va a estar bien. Susúrrame que me quieres. Hazlo hoy.

S.O.S.

Quizás ya mañana no te necesite.