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¿Dónde? |
~ Te irás, ¿verdad?
Él hacía como si no se hubiera percatado de su presencia, pero la había olido en cuanto su hermoso cuerpo había traspasado el umbral de aquella casa, su casa. A ella no le engañaba, sabía que no le había tomado por sorpresa. Así era él, nada podía sorprenderle, o casi nada, ella hubo un tiempo en el que pudo. Sin embargo, ella no se había esperado jamás aquel momento: se iba a ir. La iba a dejar en aquella casa. No se lo podía creer. Le había dado tanto. Había significado tanto...
- Te quiero, ¿sabes? Más de lo que he querido nunca a nadie. Creo que he llegado a amarte en muchas ocasiones.
~ Pero con el amor aterrizo el odio. Me quieres, pero a la vez te odias a ti mismo por hacerlo. Vete. Ya me has hecho feliz. Ya me has dado lo que necesitaba.
Él le miraba triste. Le abrazaba triste ahora que ella reposaba en sus piernas. Le acariciaba triste aquel rostro que él mismo había creado. Era una despedida. Todo su ser la temía, y todo él la deseaba a la vez que se resistía a ella.
~ Dice mucho de ti que te quedaras tanto tiempo. Ahora le amas más a ella. Ella te satisfará a ti como tú lo hiciste conmigo. Te dará aquello que tú necesitas. Vete.
- Me duele dejarte... Me ha costado mucho decidirme...
~Sin embargo la decisión está tomada, ¿o me equivoco? Sé que no, me lo dicen tus ojos. Siempre lo he visto todo en ellos. Todo el sufrimiento que te he hecho pasar. Todas las penas por las que lloraste en silencio tantos años. Ella tiene suerte, le amarás bien. Vete.
No parecía que fuera él el que se marchaba dejando atrás a su amor sola. Ella le rodeaba el cuello y lo mecía como para tranquilizarlo aunque ella era un hervidero de nervios, dudas y miedos también. Ella se estaba rompiendo. Ella se quedaba sola. Ella viviría sin su mayor apoyo durante todos esos años. Ella no sabía si iba a vivir sin él realmente. Ella no quería verle marchar, pero sabía que él si quería irse. Lo único que le había retenido era ella. Él solo deseaba que estuviera a salvo. Solo esperaba que nada se fuera al traste cuando él no estuviera. Ella solo le animaría a irse para que fuera feliz por una vez. Había madurado. Nunca se creyó capaz de dejarle ir, pero ahora lo hacía porque sabía que él se moría entre esas paredes.
- Tengo miedo de...
~ Tienes miedo de tantas cosas... No pasa nada. Vete. Puedes empezar una nueva etapa con ella. Tú y yo hemos estado juntos demasiado tiempo. Me has querido con todo tu ser, y yo con el mio aunque no lo creas. Vete. Con ella te irá mejor, sabrá amarte de la misma manera en que la vas a amar tú.Yo nunca supe hacerte feliz. Vives demasiado arriba. Vete antes de que caigas más abajo.
Sabía que ella tenía razón, pero le costaba dejar a su pequeña que ya no lo era tanto. Ella tenía claro que él debía marchar, que no podía echarse atrás ahora que ya había puesto el primer pie fuera de su cárcel. Por eso ella le empujaría. Se levanto de su regazo y le puso a él en pie. Parecía ella la maestra y él el aprendiz, cosa que era más que extraña.
~ Vete. Yo sobreviviré sin ti y tu vivirás feliz sin mí, pero si alguna vez quieres volver de nuevo, búscame, seré fácil de encontrar.
Las facciones de él adoptaron una expresión más relajada y su cuerpo se elevó unos centímetros. Beso la frente de ella y se dio la vuelta. Conforme se alejaba su cuerpo se hacía más ligero y se elevaba más.Cuando soltó la mano de ella definitivamente todo el lastre que le ataba a aquel mundo se deshizo y él voló muy alto mientras ella se hundía cada vez una pizca más.
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Él solo se hubiera quedado por ella. |