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Era el chico ideal, como Aladín, solo que Aladín nunca dejo a Jasmín. |
Siento avisar de que está historia se parece mucho a muchas otras: chico conoce a chica, chica conoce a chico, chica se enamora y piensa que él es el de verdad, él que se quedará por siempre, hasta que él se va. En esta historia nadie pensaba que él fuera bueno, pero ella lo miraba y solo veía luces que le conducían a un futuro perfecto, como las señales de la carretera que tanto le gustaba tomar. La tomaba cada vez que iba a verlo. Desde su casa hasta la de él le cabía una canción y la escuchaba pensando en todas las cosas que lo hacían perfecto. Porque para ella él no tenía ningún defecto, él era el que no la defraudaría jamás. Ella creyó que él era la excepción que confirmaba la regla esa de que todos eran iguales. Por eso le dio otra oportunidad al amor que tanto le había hecho llorar antes. Por un tiempo su corazón olvido que había estado roto.
- Te quiero.
~ Dilo otra vez.
- Te quiero.
Y él no paraba de repetirle esas cosas que tanto le gustaba oír. Se convirtieron en algo necesario, algo que jamás debería volver a faltar, ¿cómo podía haber vivido tanto tiempo sin ellas? Así que ella se convenció, se acomodó en aquella posición que él le concedía y pensó que siempre estaría allí. Pero los para siempre a veces duran un segundo, y en ese momento todos nos equivocamos al creerle a él. Porque al final ella no se había enamorado del chico correcto, solo era otro equivocado que había encontrado las palabras exactas.
Al final todos tenían razón, no tuviste huevos de apostar por mí
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¡Cobarde! |
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