viernes, 5 de abril de 2013

You can choose.

Hasta aquí, no más.
Aunque duela.
Aunque cueste.
Aunque pienses que va a ser como siempre.
Aunque no confíes en mi fuerza de voluntad.
Voy a hacerlo.
Lo sé, he dicho esto mil y una veces, y tú secretamente confías en que lo diga mil y una más, pero no. Ahora soy yo, no eres tú ni mucho menos un nosotros. Porque si no hay un nosotros no habrá lo de siempre. No volveremos a encontrarnos en medio de la nada, ni jugaremos a escondernos del mundo, no mientras todo siga como hasta ahora. O amigos, o algo más, no este maldito termino medio que te has inventado. Porque es así, lo creaste tú, yo simplemente lo acepté, tan estúpida como siempre. Me convencí de que había sido algo pactado, hablado, pero ¿desde cuándo tú me pides mi opinión en algo? Desde nunca, y creo que es porque te da miedo que llegué a conocer la tuya. ¿Tienes miedo? La verdad es que creo que sí. No sé a qué, pero algo te asusta tanto que no eres capaz de avanzar. Lo siento, en serio que lo siento, lo siento en el fondo de mi alma, como lo he hecho siempre aun sin admitirlo, lo siento. Sin embargo, no va a haber más besos ni más experimentos. Los echaré de menos, te echaré de menos, pero me niego a seguir estando en medio de la calzada. Al final siempre me atropellan. O amigos, o algo más, nada de medias tintas. Estoy harta de andar por el medio. El camino es más difícil, y yo ya no puedo más si tú no me ayudas. Posiciónate en una de las dos aceras y tira de mí hacia ella. Puede que no me guste lo que elijas, que empiece a tirarte cosas a la cara diciéndote lo mucho que te odio. Aun así me gustaría que lo hicieras. Déjame claro de una vez que es lo que sientes por mí. Dime a la cara por fin que es lo que se te pasa por la cabeza cuando me ves. He dejado de creerme el cuento de que no existo más allá. Algo tiene que haber, algo que quizá no es lo que yo espero, o lo que yo quiero, pero lo hay. Destápalo, muestrámelo al fin. Habla claro de una vez o me iré sin dejarte decidir.
Te doy la oportunidad de elegir el final.

jueves, 4 de abril de 2013

Para el mundo.

¿Qué necesidad hay de ir tan deprisa? ¿Por qué se empeña la vida en seguir este ritmo? Para un momento, que se pare el mundo. No es para bajarme, no esta vez, sino para recomponerme. No es que me hayas roto y ande por ahí como una muñeca de trapo vieja y usada. No es que todo me dé vueltas como si viviera en un tiovivo. No es que esté cansada de la rutina o que el hacer-lo-mismo-de-siempre me esté ahogando. Solo es que necesito unos segundos de silencio, de vacío, de la nada. Tantos colores me aturden, me vuelven contra mí misma. Estoy aquí, pero realmente no sé dónde. ¿Me falta o me sobra espacio? ¿Te necesito o estoy mejor sin ti? ¿Hay luz o es la sombra lo que me asusta? ¿La gente me ve o sigo llevando mi capa de invisibilidad? ¿Echo de menos lo que tuve o he tomado el autobús al futuro? No lo sé, ¿vale? No lo sé. Son demasiados interrogantes hasta para ser omitidos. La parcela de mí dedicada a olvidar cosas está tan llena que varias de ellas se han salido del perímetro y el resto amenaza con terminar con los cimientos. ¿Y si todo lo que ha pasado hasta ahora estuviera mal? ¿Y si todo lo que he sido y soy está mal? ¿Y si estoy mal? Defectuosa desde la fábrica. Un juguete que sin saber ni cómo ni por qué, consiguió burlar todos los radares de control. Que valiente y atrevida podrían pensar unos; un desperdicio sobrevalorado llegarían a aventurar otros. Difícil es llegar a entrever esto en realidad. Todos los colores llegan a nublar la vista e impiden ver las raíces de la verdad. Preciso de un parón en el tiempo, un mundo en blanco y negro, que permita a mis sentidos comprender lo que ven ahora y actuar. Sin embargo, el mundo no se va a parar por ti, muñeca. Él no te va a tener en cuenta. Así que o espabilas o la vida te pasará por encima.

Creo que no tengo elección.

lunes, 1 de abril de 2013

SOS.

Necesito ayuda, pero la tuya no me vale(todavía). No se trata de que no confíe en ti. Sé que estás ahí para mí, pero no estoy preparada para decirte lo que pasa. Exige implicación, te va a afectar, y no me veo en posición de extender esto a alguien que no sea yo. Puede que sea un cliché, pero no eres tú, soy yo. Yo y mi personalidad. Yo y mi perfeccionismo. Yo y mi ansía de ser mejor. Yo y mi ansiedad. Yo y mi autoestima. Yo y mi manera de afrontar los problemas. Tú me conoces, y sé que no dirías que soy una persona introvertida. Vale que no me vaya mucho eso de coger un cartel que anuncie quien soy y que me pasa para pasearlo allí por donde vaya, mas eso no es introversión, es sentido común. Que todos conozcan al detalle cada parte de tu vida no es bueno. Sin embargo, tampoco lo es tragar tanto: al final te ahogas. Eso es lo que me ocurre. Me estoy ahogando entre tanta mierda, mi mierda. Puede sonar obsceno y poco apropiado, pero hay que decir las cosas como son y aceptarlas, es así. Crees conocerme, crees saber como funciono, piensas que soy totalmente transparente . Te equivocas. Quizás no en todo, pero en parte sí. Te faltan trozos de historia, que o bien no te he querido contar, o bien no te has esmerado en indagar. Ni yo me daba cuenta de todo lo que tragaba. No sabía la cantidad de cosas que había almacenado. Aún me parecerían chorradas si no fuera porque están afectando realmente a mi funcionamiento. La máquina podría seguir rodando a este ritmo, aunque no por mucho tiempo ¿Cuánto en realidad? ¿Años? ¿Meses? ¿Semanas? Nadie lo sabe. Ni los más versados en el tema. Solo hay una cosa clara: esto no va a durar para siempre, no puede hacerlo. No es manera de vivir. No se pueden hacer las cosas así. Te juro que desde dentro parece menos terrible. Te juro que no pensé que llegara a necesitar salir, pero... Tengo un problema. Tengo una etiqueta. Necesito ayuda, pero la tuya no me vale(todavía).
Solo... Abrázame.
Necesito salir. Sácame de aquí. No preguntes de dónde.

lunes, 25 de marzo de 2013

Vivir de sueños, soñar con vidas.

 Lo he vuelto hacer. He vuelto a tomarme el café de pie. He vuelto a prometerme no pensar en ti más. He vuelto a jurarme que mañana todo será distinto. He vuelto al vicio. He vuelto a soñar tonterías y me han pillado nuestras amigas las estrellas. Ellas lo saben. Lo oyen. Ellas me escuchan desde hace tiempo. Me han visto llorar-como tú-, y no me han intentado consolar. No pueden hacerlo. Ellas no. Pero ellas saben lo que pasa. Intentar llegar a ellas parece imposible a día de hoy. No puedo irme a su castillo de brillo. Es bonito, ¿no lo veis en lo alto? Llamando a cada uno de nosotros, a todas esas flores que sentimos que nos ahogamos. El aire está viciado últimamente, ya no sé dónde ir. ¿Dónde habrá un trocito de tierra real entre tanto asfalto artificial? Me dirijo a los rayos de sol, los busco como un niño hace con su madre. Espero que bajo su luz todo parezca menos gris. Espero que los corazones de la gente de mi alrededor se llenen de amor. Amor por la vida. Amor por ellos mismos, pero del sano. Nada de prepotentes que no se atreven a bajar de su pedestal. Ésos te miran por encima del hombro desde su altura privilegiada. Ellos no precisan de lo que a mí me falta. No necesitan que está nueva primavera llegue pisando fuerte. No piensan que sea importante que el agua y la luz lleguen a su vida. Sus nutrientes no son los míos. Sus alegrías no son las mías. Sus sueños no son los míos. ¿Qué sueñan entonces? ¿Cómo ven el mundo? ¿Cómo se siente todo desde allí arriba? ¿Se están ahogando como nosotros aquí abajo? Parece que no. Por como se ríen, ellos no ven las estrellas a pesar de estar tan cerca. Sin embargo, yo sí las veo, y ellas me ven. Me hablan, pero no puedo escucharlas. Veo la luz al final del túnel y no puedo llegar a ella. Se ve irreal. Lejana. Ni ella me saca de este mundo de asfalto y aire sin vida. Aunque no pierdo lo poco que me queda. Intento no perderme a mí misma, esa poca vida que aún siento que me queda. Está ahí, lo sé, ¿vosotras también verdad? Vosotras lo sabéis todo...
De sueños viven las flores.

domingo, 3 de marzo de 2013

Burnt.

Y luego...
Tú mismo lo dijiste, tú mismo lo dejaste claro con ese acto. Quizás lo segundo pese más que lo primero al final, pero el caso es que llevaré las dos cosas hasta las últimas consecuencias. No habrá puntos de inflexión. Ya va siendo hora de darse cuenta de que lo que se hace tiene consecuencias reales. Si somos una cosa, lo seremos en todos los ámbitos. Si me ignoras, no hablaremos. Antes pensaba que si hacía esto a lo mejor me estaba perdiendo algo; sin embargo, ¿qué me queda por perder? Lo di todo por todos. Ya no me queda casi nada que defender, y lo que me queda me vuelve egoísta y mezquina. Son cosas tan mías que nadie las comprendería. No son un tema del que me guste hablar, ni tan siquiera pensar en ello. Duele. Demasiado. Desde hace demasiado. A veces me planteo soltarlo sin más, pero es que todavía no me lo acabo de creer. ¿Es real? ¿Realmente esto es lo que soy? ¿Sigo siendo yo? Tengo mis dudad. Algo ha cambiado, y no siento que sea a mejor. No merezco la mitad de lo que he tenido, ni nada de lo que tengo. Aun así creo en la mejora, A pesar de haber cosas en las que no quiero avanzar. Lo siento. Por no ser lo suficientemente buena o fuerte. Por haberme dejado llevar por la situación. Porque ya no seas tú la persona a la que echaré de menos. Ahora me echo de menos a mí. A mí y a mi perfecta manera de hacer las cosas por los demás.

Escribo sobre lo que lees porque duele escarbar más hondo.